viernes, 17 de septiembre de 2010

Mereció la pena.


¡¡Mereció la pena!!.


Viví el Martes momentos muy intensos, momentos de mucha emoción, momentos que no se me borraran de mi mente.
Viví al Perdón,a pesar del dolor de mi hombro, del dolor de mi espalda, pero todo lo compenso la alegría del alma.
Un alma que junto a su fe salio de San Ildefonso con ganas y con curiosidad de lo que por las calles del barrio ocurriría.
Y fue esas cosas, de Dios, esas cosas del Señor como dice Encarni, que a la entrada del barrio Alto, pasada la Rambla , la mirada del jefe de Costaleros me buscaba. Pensé que era a otro, pensé como siempre que no era yo, pero esta vez me equivoque y la llamada de su mirada era para mí. Y allí me vi en un "abrir y cerrar de ojos", cargando la cruz del quien me ayuda a llevar la mía día a día. Y lo lleve como mejor puede por las calles de mi barrio y quiso Dios que lo sintiera más cerca de mi como jamás lo había sentido. Y llegue a mi casa a San José, por fin lo que tanto soñé y que creía que nunca lo vería realizado :el Perdón en San José. Y nos recibieron como dice el Evangelio que el padre recibió al hijo pródigo, con todo lo mejor que la parroquia tenia. Su padre en la puerta esperando al Hijo y los hijos pródigo del perdón volviendo a casa, y así me sentí que llegaba a mi casa pero esta vez para quedarme......continuará

Cristóbal Manuel Hernández Expósito.

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