Finalizado el Vía-Crucis Penitencial, la Junta Directiva quiere agradecer el silencio y respeto con los que los almerienses acogieron el paso del Santo Cristo del Perdón por las calles de la ciudad.
A continuación transcribimos el artículo que en el día de ayer firmaba el periodista Juan Torrijos en las páginas de La Voz de Almería.
"Los niños del Perdón
Por Juan Torrijos
Normalmente procuro estar en la noche del martes santo en las calles de Almería, buscando el clamoroso silencio que imponen unos niños, a los que sólo puedes ver a través de unos ojos, casi escondidos por el verdugo, y que caminan descalzos sobre el asfalto cubierto de cascaras de pipas de nuestra ciudad. ¡Dios, que grandes son estos puñeteros niños, que consiguen emocionar viejos y arrugados corazones, despertar y agitar dormidas conciencias, hacernos volver a creer en la raza humana de la que formamos parte, y de la que, en demasiadas ocasiones, nos sentimos alejados. He buscado explicación alguna a sus pequeños pies descalzos de mujer en ciernes, y no la encuentro. Qué puede sentir la piel de esa niña de doce o trece años abierta a la noche de Almería durante horas, qué pueden pensar esos jóvenes que en profundo silencio salieron de sus casas y en profundo silencio volverán a ella. Qué le pueden contar a sus padres ante la pasión que sienten por qué?, por una ilusión, una entrega. Qué les lleva a dejar su casa y sus comodidades, las calles y sus amigos y, con una sotana negra sobre sus cuerpos hacernos sentir que si algo grande existe en este mundo, está y vive en ellos; que si por alguien hay que luchar y trabajar, es por ellos. Consiguen con su ejemplo que volvamos a creer, aunque sólo sea por una noche, que el centro del universo seguimos siendo nosotros. Y que es aquí donde tenemos que ser y hacer felices a los que nos rodean. Volveré el próximo martes santo, no tengo ninguna duda, a la puerta de la Compañía de María, volveré a recorrer a las calles de nuestra ciudad siguiendo los tambores del Perdón y volveré a sentir y a creer, viendo de nuevo a los niños y envuelto en sus silencios, que aún nos queda esperanza. Si algo existe, el martes estaba en las calles de Almería".
Por Juan Torrijos
Normalmente procuro estar en la noche del martes santo en las calles de Almería, buscando el clamoroso silencio que imponen unos niños, a los que sólo puedes ver a través de unos ojos, casi escondidos por el verdugo, y que caminan descalzos sobre el asfalto cubierto de cascaras de pipas de nuestra ciudad. ¡Dios, que grandes son estos puñeteros niños, que consiguen emocionar viejos y arrugados corazones, despertar y agitar dormidas conciencias, hacernos volver a creer en la raza humana de la que formamos parte, y de la que, en demasiadas ocasiones, nos sentimos alejados. He buscado explicación alguna a sus pequeños pies descalzos de mujer en ciernes, y no la encuentro. Qué puede sentir la piel de esa niña de doce o trece años abierta a la noche de Almería durante horas, qué pueden pensar esos jóvenes que en profundo silencio salieron de sus casas y en profundo silencio volverán a ella. Qué le pueden contar a sus padres ante la pasión que sienten por qué?, por una ilusión, una entrega. Qué les lleva a dejar su casa y sus comodidades, las calles y sus amigos y, con una sotana negra sobre sus cuerpos hacernos sentir que si algo grande existe en este mundo, está y vive en ellos; que si por alguien hay que luchar y trabajar, es por ellos. Consiguen con su ejemplo que volvamos a creer, aunque sólo sea por una noche, que el centro del universo seguimos siendo nosotros. Y que es aquí donde tenemos que ser y hacer felices a los que nos rodean. Volveré el próximo martes santo, no tengo ninguna duda, a la puerta de la Compañía de María, volveré a recorrer a las calles de nuestra ciudad siguiendo los tambores del Perdón y volveré a sentir y a creer, viendo de nuevo a los niños y envuelto en sus silencios, que aún nos queda esperanza. Si algo existe, el martes estaba en las calles de Almería".
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