sábado, 22 de noviembre de 2008

Comentario del Evangelio "Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo"


Mt 25, 31-46

¿Tendremos la suerte de encontrarnos con ellos?

Si se nos perdieran los evangelios ¿qué texto rescataríamos? Mateo 25, 31 es una de esas historias en las que engancharnos de por vida. Celebrar la fiesta de Cristo rey, centro del Universo, tiene que ver con el lugar donde nos ubicamos en la vida. Por si acaso lo ponemos junto a los reinados y celebridades de este mundo, Jesús deja claro donde esta su sitio: “Lo que no hicisteis a uno de estos más pequeños no me lo hicisteis a mi”; y no es que por eso se nos vaya a cerrar el paso a la vida, es que esa vida somos nosotros mismos quienes la frustramos cuando no sabemos situarnos del lado de aquellos que nos señala Jesús. Por nuestras relaciones nos conocerán. Por las suyas lo hemos conocido.

Poner a Jesús en el centro es poner en las prioridades del corazón a aquellos con los que él ha querido identificarse. Esto podemos decirlo de palabra y reconocerlo con la cabeza pero ¿llegar a vivirlo? Me siento en el lado izquierdo del relato, por miedo a veces, por impotencia, por no saber cómo hacer, por estar liada con otras cosas “buenas”...y también pregunto: “¿cuándo te vi... y no te socorrí?”; y yo misma tengo que reconocer que en la mayoría de las ocasiones ha sido así. Al principio de la vida crees que todo lo que sueñas algún día llega, también el poder dar de comer y de beber, el acoger, el consolar...Cuando entras en los cuarenta sientes que aquello que sueñas lo tienes que empezar a vivir o ya no llegará.

Ojalá que la vida nos ponga junto a esas personas que nos bendicen, sin saberlo. Personas que han tenido que dejar con dolor sus raíces, su país, su gente querida, para poder sobrevivir; personas a las que, tal vez, las heridas, la violencia, o la droga, han arrastrado hasta la cárcel; niños que han nacido en países de hambre y desnudez...¿Tendremos la suerte de encontrarnos con ellos? ¿de dejarnos querer? ¿de conocer sus nombres y sus historias? ¿de llamarles con cariño?...

Que ellos nos ayuden a poner del lado del corazón este tesoro que nos descubre Jesús: “Venid benditos de mi Padre...porque lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños me lo hicisteis a mi”.

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