El Martes Santo, la persiana de la Casa-Hermandad se levanta muy temprano. A las ocho de la mañana se da cita allí un grupo de hermanas, y algún que otro hermano, que se disponen a preparar los bocadillos que tras el Vía-Crucis, servirán de cena a los penitentes.
Este año también ocurrió así. A esa hora ya tradicional, llegaba el pan de "Del Rosal" y las "Bocadilleras" ya estaban dispuestas para abrir cada uno de los bollos y rellenarlos con ricos embutidos, cortesía de "Carnicas Campohermoso".
La tarea transcurrió entre bromas y nervios por la llegada de la banda. La salud de Verónica nos dio algún que otro susto y, como en "todos los trabajos se fuma", hicimos un alto para comer unos dulces y para que Choy soplara las velas de su cumpleaños.
A media mañana, ya todo estaba listo, los bocadillos en sus bolsas y todo dispuesto para que continuaran los rituales de cada Martes Santo.
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