Es un ensayo vital, porque es el único día en el que el cuerpo de Costaleros puede medirse a la temida puerta de la Iglesia, y puede ensayar los giros necesarios para salvar la rampa de salida. Como sabreis, nuestro Cristo no puede pasar normalmente por la puerta, debido a su altura, siendo necesaria una maniobra complicada para salvar el dintel. Además, hay que recordar que todo debe hacer EN SILENCIO el Martes Santo, por lo que los movimientos deben de estar perfectamente sincronizados. Os aseguro que se viven momentos de tensión esa noche.
...Pero luego, después de tanto esfuerzo, los costaleros tienen su recompensa con una pequeña convivencia. El origen de esta convivencia es doble: por un lado, viene de la costumbre de que los nuevos costaleros invitaran a los antiguos a "un barril de cerveza", y por otro, al buen hacer de las "Lolis", que celebraban su Santo ese viernes, y compartían con todos sus mejores platos (tortillas, empanadas, carne con tomate, etc.). Esa costumbre se ha ido perpetuando, y ahora ya es toda una tradición.
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