martes, 31 de marzo de 2009

Crónica de un fin de semana para el recuerdo

El pasado fin de semana han sido días de gran intensidad y espiritualidad en nuestra Hermandad. Se ponía fin al Quinario en honor a nuestro Cristo del Perdón y celebrábamos la Solemne Fiesta Principal.
El viernes no cabía un alfiler en el templo de San Ildefonso. Fue la noche en la que dedicábamos nuestra oración a los más pequeños, y ellos fueron los protagonistas. Ellos y Antonio Castillo, el sacerdote jesuita que encandiló a todos los presentes con su forma de hablar y de congeniar con los más pequeños. Todavía alguien canta eso de "alabaré, alabaré.....".

El sábado se presentaba cargado de actividad, y resultó quedarse corto.

Por la mañana nuestro Jefe de Costaleros formaba las escuadras para portar más tarde la Imagen del Cristo del Perdón, y a las cuatro y media de la tarde, las puertas de San Ildefonso se abrieron para dar comienzo al Besapiés. Era una novedad en nuestra Hermandad. Nuestro Titular permaneció toda la tarde, a los pies del Altar, con la única luz de sus faroles y un cirio, y envuelto en aromas de incienso. Cantos gregorianos de fondo ayudaron a la reflexión y la oración de cuantos se acercaron a besar al Perdón.




















Por la noche, y recuperando estampas añoradas, tuvo lugar el Vía-Crucis. Más de cien hermanos y hermanas quisieron participar en él, a igual que un buen número de feligreses de la parroquia. A hombros de sus hermanos, nuestro Cristo se acercó a su barrio en absoluto silencio.













Cabe destacar la presencia esa noche, de nuestros hermanos ubetenses, miembros de la banda de tambores y timbales, que tras realizar un ensayo en nuestra ciudad, quisieron unirse a nosotros y sentirse cerca del Cristo para el que tocan cada Martes Santo.

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