"Preparad el camino del Señor,..."
Nos encontramos en el segundo domingo de Adviento.
Siguiendo con el profeta Isaías, la primera lectura es un texto de los conocidos como "poemas de consolación", dirigidos al pueblo de Israel que sufre en el exilio, pero ya vislumbra la próxima liberación.
El profeta llama a la conversión, a preparar el camino al Señor y a quitar los obstáculos que dificulten o retrasen su venida. Pero no sólo eso, llama también a comunicar a todos la "Buena Noticia" del perdón y de la liberación realizada por el poder amoroso de Dios.
El Señor viene y se hace presente continuamente. El tiene una noción del tiempo muy distinta a la nuestra, ya que "mil años son como un día" y espera siempre el encuentro con el hombre. Destaca el apóstol Pedro la paciencia amorosa de Dios que "no quiere que nadie perezca sino que todos se conviertan".
No podemos establecer fechas para la acción de Dios, ni debemos intranquilizarnos por su aparente silencio, ni apresurar sus intervenciones. ¡El día del Señor llegará, sin duda!
En el Evangelio, Juan Bautista hace una llamada fuerte a la conversión como único camino para alcanzar la salvación que Dios nos trae. Es necesario un cambio de actitud en nuestra vida para acoger el amor generoso y gratuito de Dios, de ahí que la conversión exija frutos.
En el Adviento nos preparamos para esperar a “alguien” que ya está muy dentro de nosotros y al que debemos descubrir: a Cristo-Jesús, el Salvador.
La Eucaristía de cada domingo es una oportunidad de encontrarnos con Jesús, descubrir su presencia en la Escritura y en el sacramento, de hacer un compromiso con el mensaje que Dios nos ofrece y convertirnos en mensajeros de la Buena Noticia de Salvación.
Hoy más que nunca, en medio de nuestra sociedad a veces tan compleja y difícil de entender, hemos de ser profetas de la liberación que Dios nos trae. No podemos permanecer impasibles e indiferentes ante estructuras y acciones que esclavizan al hombre. Dios viene a liberar. Dios viene a amar a TODOS.
Esto lleva consigo la coherencia entre lo que creemos, oramos, celebramos y vivimos. Si se rompe esta dinámica, si no somos capaces de allanar los caminos, podremos hablar mucho, pero la venida del Señor se convertirá en un mero recuerdo. Y contemplamos día a día como el hombre es incapaz de darse a sí mismo la salvación, por mucho que se empeñe en autoproclamarse emancipado de Dios. El siempre está ahí; El siempre sale al encuentro del hombre.
Cada uno de nosotros somos responsables de buscar el camino acertado en la vida. Lo que caracteriza al cristiano es que, al diseñar su vida, al darle un sentido y al vivirla, tiene como punto de referencia clave a Jesucristo. De ahí la importancia de escuchar con atención la voz del profeta: "Preparadle el camino al Señor".
Es necesario en este tiempo de “preparación” hacer un hueco a Dios, dejarnos transformar por El. Si nos llenamos de Dios seremos capaces de llevar una palabra de aliento y esperanza al mundo, anunciar con alegría la “liberación” de todo aquello que bloquean el crecimiento y el progreso de una vida auténticamente humana.
Feliz domingo.
Que Dios os bendiga.
Tomás Cano Rodrigo
Nos encontramos en el segundo domingo de Adviento.
Siguiendo con el profeta Isaías, la primera lectura es un texto de los conocidos como "poemas de consolación", dirigidos al pueblo de Israel que sufre en el exilio, pero ya vislumbra la próxima liberación.
El profeta llama a la conversión, a preparar el camino al Señor y a quitar los obstáculos que dificulten o retrasen su venida. Pero no sólo eso, llama también a comunicar a todos la "Buena Noticia" del perdón y de la liberación realizada por el poder amoroso de Dios.
El Señor viene y se hace presente continuamente. El tiene una noción del tiempo muy distinta a la nuestra, ya que "mil años son como un día" y espera siempre el encuentro con el hombre. Destaca el apóstol Pedro la paciencia amorosa de Dios que "no quiere que nadie perezca sino que todos se conviertan".
No podemos establecer fechas para la acción de Dios, ni debemos intranquilizarnos por su aparente silencio, ni apresurar sus intervenciones. ¡El día del Señor llegará, sin duda!
En el Evangelio, Juan Bautista hace una llamada fuerte a la conversión como único camino para alcanzar la salvación que Dios nos trae. Es necesario un cambio de actitud en nuestra vida para acoger el amor generoso y gratuito de Dios, de ahí que la conversión exija frutos.
En el Adviento nos preparamos para esperar a “alguien” que ya está muy dentro de nosotros y al que debemos descubrir: a Cristo-Jesús, el Salvador.
La Eucaristía de cada domingo es una oportunidad de encontrarnos con Jesús, descubrir su presencia en la Escritura y en el sacramento, de hacer un compromiso con el mensaje que Dios nos ofrece y convertirnos en mensajeros de la Buena Noticia de Salvación.
Hoy más que nunca, en medio de nuestra sociedad a veces tan compleja y difícil de entender, hemos de ser profetas de la liberación que Dios nos trae. No podemos permanecer impasibles e indiferentes ante estructuras y acciones que esclavizan al hombre. Dios viene a liberar. Dios viene a amar a TODOS.
Esto lleva consigo la coherencia entre lo que creemos, oramos, celebramos y vivimos. Si se rompe esta dinámica, si no somos capaces de allanar los caminos, podremos hablar mucho, pero la venida del Señor se convertirá en un mero recuerdo. Y contemplamos día a día como el hombre es incapaz de darse a sí mismo la salvación, por mucho que se empeñe en autoproclamarse emancipado de Dios. El siempre está ahí; El siempre sale al encuentro del hombre.
Cada uno de nosotros somos responsables de buscar el camino acertado en la vida. Lo que caracteriza al cristiano es que, al diseñar su vida, al darle un sentido y al vivirla, tiene como punto de referencia clave a Jesucristo. De ahí la importancia de escuchar con atención la voz del profeta: "Preparadle el camino al Señor".
Es necesario en este tiempo de “preparación” hacer un hueco a Dios, dejarnos transformar por El. Si nos llenamos de Dios seremos capaces de llevar una palabra de aliento y esperanza al mundo, anunciar con alegría la “liberación” de todo aquello que bloquean el crecimiento y el progreso de una vida auténticamente humana.
Feliz domingo.
Que Dios os bendiga.
Tomás Cano Rodrigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario